J’ai passé la presque totalité de la journée d’hier, le nez dans mon livre de comptes. Ce n’est pas ce que je préfère. Je n’ai jamais été bonne en mathématiques malgré avoir fait un Bac S. Non, moi, mon amour je le voue aux langues et c’est dans ce domaine où je me débrouille le mieux, ça tombe bien, allez-vous me dire ! En effet, vous avez raison… ça tombe bien. Mais en tant que capitaine de mon propre bateau, il faut aussi que, de temps à autre, je me rende à l’évidence et je consacre un peu de mon précieux temps à ces tâches plus encombrantes, pour moi, que passer 12 heures de suite devant un fichier à traduire.
Mais comme je vous ai déjà expliqué, je vis mon rapport avec ma petite entreprise comme une histoire d’amour ! De une, parce que sans passion ne peut pas y avoir d’activité freelance qui démarre et de deux, parce qu’une fois le statut crée c’est « pour le mieux et pour le pire ».
Alors voilà, il faut être conscient et lucide et savoir qu’il y aura une liste de tâches auxquelles on ne pourra pas échapper quand on est freelance avec un statut auto-entrepreneur :
– Prendre soin et mettre à jour régulièrement son livre de comptes et sa trésorerie.
– Ne pas manquer aux versements mensuels ou trimestriels (en fonction de ce que vous avez choisi) à l’URSSAF.
– Passer du temps sur vos devis et vos factures. Au début, si vous n’y êtes pas habitués, cette tâche vous prendra du temps. Et puis, petit à petit, vous les émettrez plus rapidement.
– Prendre aussi le temps de répondre aux clients, de programmer des rendez-vous téléphoniques.
– De classer toute sa paperasse.
Être freelance c’est porter plusieurs casquettes. Bien sûr, si l’activité atteint un très bon rythme de croisière (ce que je souhaite à tout le monde) on peut déléguer les tâches administratives à un comptable. En attendant, il faut ramer un peu tout seul… mais ce n’est que du pur bonheur !
Ayer, pasé casi todo el día metida entre papeles, pegada a mi libro de cuentas. No es la parte de trabajo que más me guste. Nunca he sido muy buena en matemáticas a pesar de haber cursado el bachillerato de ciencias. No, a mí lo que me gusta son las lenguas y las letras, campo donde mejor me salen las cosas. ¡Menos mal! me diréis… Pues sí, tenéis razón, ¡menos mal! Pero como capitán de mi propio barco me toca, de vez en cuando, rendirme a los hechos y dedicar unas horas a este tipo de tareas que para mí son más engorrosas que pasar 12 horas delante de un documento a traducir.
Pero, y como ya os he contado en otras ocasiones, la relación que mantengo con mi pequeña empresa es como una historia de amor. Para empezar, porque sin pasión es mejor no lanzar ninguna actividad en freelance y, en segundo lugar, porque una vez has creado jurídicamente el estatuto de auto-entrepreneur* sabes que es « para lo bueno y para lo malo ».
Así pues hay que ser consciente y lúcido y tener siempre en mente esa lista de tareas ineludibles para todo freelance:
– Revisar, cuidar y actualizar la tesorería y el libro de cuentas con frecuencia.
– No faltar a los pagos mensuales o trimestriales (en función de lo que hayáis elegido) a la URSSAF**.
– Tomar tiempo para los presupuestos y facturas. AL principio, si no estáis muy acostumbrados a este tipo de papeleo, tardaréis un poco.
– Tomar tiempo, también, para responder a los clientes, para programar citas telefónicas.
– Clasificar y ordenar todos los documentos y papeles.
Ser freelance es sinónimo de jugar varios palos, de tocar muchas teclas. Por descontado, si la actividad que realizáis alcanza una buena velocidad de crucero (lo que deseo a todo el mundo), podréis delegar ciertas tareas administrativas a un contable. Mientras tanto, hay que remar un poco en solitario… pero también es ¡pura felicidad!
————–
* Auto-entrepreneur: lo que equivaldría al estatuto de « autónomo » en España, con algunas diferencias. La principal es que el auto-entrepreneur paga sus cotizaciones en función de sus ganancias, eso siempre que no rebase un umbral de volumen de negocios.
** URSSAF: Administración francesa que se encarga de las altas para los autónomos y de recaudar las cotizaciones.