Tener ganas de avanzar, ganas de progresar, de sentirse más legítimos, dar pasitos que nos ayuden a prosperar. Llenar de gotitas nuestro vaso para conseguir un río hermoso. Todo eso, forma parte de nuestras vidas. Tú y yo, él y vosotros, en definitiva, todos nosotros. Tanto si es en un ámbito privado como si es en nuestro universo profesional, todos vivimos para avanzar.
Y hoy, aquí, en vuestra compañía, tengo la impresión de dar un pasito más. Ya lo digo muy a menudo: me siento como una hormiguita que avanza sin prisa pero sin pausa, con mis miedos y mis angustias, con mis alegrías y mis carcajadas.
¡Estas líneas pues, para presentaros la web de Artilingua!
Artilingua es el «nombre» que quise dar a mi actividad profesional. Pensé que era una palabra bonita, pronunciable en todas mis lenguas de trabajo y creo, también, que lo que significa me representa bastante bien. Después de haber encontrado el nombre, supe que tendría también que diseñar una bonita web.
Hace unos meses, lancé la nueva versión del blog. Al mismo tiempo, con la dulce May, estábamos ya trabajando en la web profesional. Para mí, blog y web profesional son dos caras de una misma moneda. Por eso, quise crear una web en armonía con el blog. Porque Les mots de Marguerite y Artilingua son la misma persona.
Y aquí me tenéis hoy, ¡con mariposillas cosquilleándome el estómago! Me siento feliz y afortunada pero a la vez con más responsabilidades. Y es que después de la Princesita, Artilingua es para mí como un bebé al que hay que acariciar y acompañar a lo largo de toda la vida.
Misma persona, mismas redes sociales
Aprovecho también para explicaros que esta nueva web profesional la asociaré a los perfiles sociales ya activos para el blog. No creo conveniente crear otra página Facebook, otro Twitter, otro Google +. Y, sobre todo, no tendría tiempo de ocuparme de todos ellos.
¡Y ya más nada, amigos! Quise aprovechar este espacio para presentaros ese nuevo miembro que ha llegado a casa de Les mots de Marguerite y aprovechar también para daros las gracias, merci de seguir siempre ahí!
Besos,
Margarida